
A veces al estar sentado en el retrete de mi casa o en el de mi trabajo, siento una voz que me dicta, reflexiona ante mi, me hace pensar. Puede parecer sucio, pero es verdad y la verdad no es sucia. Creo que entre las especies que muchos estudiosos ambientalistas no llegaron a catalogar, están estos inodoros parlantes. Pero... digamos la verdad, han sido superados por los que no hablan, no dictan, no transmiten dudas ni revelaciones, por sus mismos congeneres callados. Los retretes parlantes estan en extinción.
¿Como llegamos a esta conclusión? Bien, digamos que la gente ya no da pruebas de cuestionar las cosas, de razonar profundamente, en definitiva: de escuchar a los retretes; todo va para mal, pero viven de fantasías televisables desarmables de un soplo; está de moda la masturbación mental en vez de la pelea contra el dolor y la voluntad de cambiar las cosas. No hay que olvidar nunca, la realidad es lo que cuenta y donde habitamos. Ojo, la fantasía también existe, pero ancla en la realidad, depende de ella para que la creamos.
Ojo, quizá no sea el caso y los inodoros sigan hablando...; quizá es la gente la que no oye; si no escuchan su voz interior, menos aún oirán a un retrete...
¿Como llegamos a esta conclusión? Bien, digamos que la gente ya no da pruebas de cuestionar las cosas, de razonar profundamente, en definitiva: de escuchar a los retretes; todo va para mal, pero viven de fantasías televisables desarmables de un soplo; está de moda la masturbación mental en vez de la pelea contra el dolor y la voluntad de cambiar las cosas. No hay que olvidar nunca, la realidad es lo que cuenta y donde habitamos. Ojo, la fantasía también existe, pero ancla en la realidad, depende de ella para que la creamos.
Ojo, quizá no sea el caso y los inodoros sigan hablando...; quizá es la gente la que no oye; si no escuchan su voz interior, menos aún oirán a un retrete...

