lunes, 26 de marzo de 2007

Especie en peligro




A veces al estar sentado en el retrete de mi casa o en el de mi trabajo, siento una voz que me dicta, reflexiona ante mi, me hace pensar. Puede parecer sucio, pero es verdad y la verdad no es sucia. Creo que entre las especies que muchos estudiosos ambientalistas no llegaron a catalogar, están estos inodoros parlantes. Pero... digamos la verdad, han sido superados por los que no hablan, no dictan, no transmiten dudas ni revelaciones, por sus mismos congeneres callados. Los retretes parlantes estan en extinción.

¿Como llegamos a esta conclusión? Bien, digamos que la gente ya no da pruebas de cuestionar las cosas, de razonar profundamente, en definitiva: de escuchar a los retretes; todo va para mal, pero viven de fantasías televisables desarmables de un soplo; está de moda la masturbación mental en vez de la pelea contra el dolor y la voluntad de cambiar las cosas. No hay que olvidar nunca, la realidad es lo que cuenta y donde habitamos. Ojo, la fantasía también existe, pero ancla en la realidad, depende de ella para que la creamos.

Ojo, quizá no sea el caso y los inodoros sigan hablando...; quizá es la gente la que no oye; si no escuchan su voz interior, menos aún oirán a un retrete...

Cadenas de Oro




El Hombre y la muerte, una relación tan estrecha e intima pero lejos de ser aceptada por la mayoria. ¿Como nos damos cuenta de esta realidad? Sencillamente, si la gran mayoria de los hombres aceptara su muerte, no estarian corriendo tras bienes materiales mas alla de los necesarios. Sin embargo venden su limitado tiempo en vida por dinero para cambiar por riquezas que... quedaran aqui, en el polvo que todo lo devora.

En conclusión: un consumista preocupado por vestir ropa de moda cree que vivira para siempre; nada mas equivocado...

Los animales luchan por su supervivencia con una valentia que ni el mas superado heroe es comparable; asimismo, aceptan la muerte y su ciclo vital, con naturalidad y entendimiento. Para los hombres que basan su vida en el sepulturero dinero, esta verdad es un reloj frio e implacable, dentro de sus huesos...